Le
miro desde la ventana iluminada del amanecer
Ha
permanecido sentado, silenciosamente quedo.
Su
falta de sueño le indujo al abrigo del papel,
ese
bolígrafo ya viejo, pero que a él tanto le ayuda
a
deslizarse por las líneas dibujando sentimientos..
Va
desnudándose despacio, para acariciar mis heridas
con
el roce de las yemas de sus dedos.
Dejamos
que las palabras usen nuestros cuerpos,
deteniéndonos
en cada verso, para mirarnos de nuevo.
Sus
ojos brillan, pequeños puntos de miel derritiéndose
hasta
unir estrofas,
entre cada palabra un beso como
espacio
entre letras que nos conduce
a
un poema interminable, donde cada día,
surjen
más y más letras a la luz que sutil
nos
penetra desde su parque hasta mi puerta,
desde
su fuente hasta mi cama
tan sólo separada
por
dos ventanas a oscuras.
Hoy
en silencio me llenó de estrellas,
Y
ella solitaria seguirá mirándole cada noche,
para
que el pueda seguir describiéndola.
Me
gusta esta luna grande, cercana y
blanca
que ilumina nuestros inacabados poemas
Carla 28/11/2015
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