domingo, 17 de mayo de 2015

Llévame









Como estás mi desparecido
en la noche de tu vera?
Recuerdo con nostalgia tus bversos
te leo de nuevo,
pero apenas me distingo
entre las umbría de tus hayas

El agua se ha perdido entre las piedras
y ahora musgo resbaladizo se torna
en el que no puedo, por mas que lo intento,
mantenerme en pié un instante.

Temo que tu agua
inundará suave e imperceptible
los huecos entre la hojarasca 
de mis sentimientos tardíos
y hará brotar en primavera 
hierbas aromáticas que
perfumarán tus caminos

Para que huelas tu tierra,
para que una vez mas la sientas
como mía aunque de herencia.

Toma prestadas mis huellas
y llévalas contigo mientras
caminas la hierba,
como yo que me siento al leerte, muy cerca

Carla 
día 17/05/15
Dedicado

Ciudad de los locos









No es cierto,
no soy lluvia, a no ser que sea de lágrimas
amargas,
ácidas
de mil desilusiones
de mil engaños
de mil y una mentiras
despiadadas
e inútiles como el azúcar

Si al menos las sal quedara
podría formar roca
transparente y translúcida
dejaría pasar la luz
y las sonrisas

Pero ese poso es un pozo
que aparece porque está
y está porque lo llenaron
de falsas expectativas

Ya no mas
esta lluvia se volvió
torrente y prefiere arrasar
a que acaben con ella
lamentable pero
inevitable como
que hoy es de día
que el mar sigue ondeando
y que el ciclo del agua 
es indestructible
por mucho que tratemos de impedirlo

Rizará las olas del océano
para que sus salpicaduras
vuelvan a nosotros un día
en forma de lluvia,
y algunas de esas gotas
serán tan mias,
tan tuyas,
fueron lágrimas
mezcladas y evaporadas
por la brisa
de esta ciudad de locos
donde la cordura
es un mal menor
un mar
una fuente que no cesa
de agua contaminada
por el humo de los escapes

Nada a pesar de todo
hará que pare la marea
de sentires y diretes
que nos hará volver
a ser
cuanto queramos ser
mientras nos quede
la palabra


Carla
Dedicado
17/05/15  

domingo, 3 de mayo de 2015

Como cada noche








Hoy como cada noche,
volví a padecer ese infarto...
Esa parada involuntaria y silenciosa
del músculo que extraña tu mirada
y se rebela permaneciendo en silencio
esperando tu vuelta

Hoy como cada noche que no estas
mi cabeza da vueltas a mil elucubraciones
y revuelve en los cajones de recuerdos
buscando caricias antiguas
a falta de las nuevas

Hoy como cada noche que te siento
habitas mi piel y en mis oídos
el eco de tu voz mata el silencio
antes de que él acabe conmigo
con nosotros


Carla 
04/05/2015  - 1:54

domingo, 26 de abril de 2015

Regálame un poema y te regalaré mi rosa primera




Gracias por la Rosa y por el reto.



Cual tierra que la lluvia inunda,
germinó esa amarilla rosa,
floreciendo finalmente cuando aun el frío
de sus palabras desdibujaba sonrisas.

Como a la orilla de ese riachuelo,
la cascada más liviana
centrifugaba   lo superfluo,
cristalizando el fluir de sus pequeñas  olas.

Al alba, escucharon las notas
de la brisa que danzaba entre las hojas,
dibujando el paisaje idóneo
para que finalmente aquella primavera,
sus flores llenaran mi casa
del  perfume a campo que tanto añoraba

Te vas como el agua en las cascadas,
alejándose del camino,
serpenteando entre las rocas,
dando de beber a quien sedienta se acerca.

Como un bien común necesario,
en este bosque de capítulos inconexos
que ni  juntándose crean una historia.

Y me dejas el sonido de tus notas
que  permanecerá siempre en la memoria,
y que poro a poro hará crecer
cada primavera nuevas rosas.

Que florecerán de nuevo,
escuchando la música
que nunca se irá de nuestro lado.

Me regalaste una rosa
Y yo te debía un poema,
Seguramente no sea el mejor del mundo
pero tu lo propiciaste en un momento
en el que la poesía no me salía
aunque esta floreció finalmente…

Pobre, tímida, torpe, discreta,
sin alardes de grandeza,
pero al menos me hizo enfrentarme
de nuevo a este word desnudo
con entereza, dudando, pero adelante
con miles de complejos mis letras.

Después de todo, tu rosa,
bien merece un poema.



Carla
26/04/2015 . 21:32

jueves, 5 de marzo de 2015

Poesía día a día









Me miras
desde el quicio de la puerta aun medio dormida
te sonrío.


La taza de humeante café nubla tu rostro
pero sé que detrás hay otra sonrisa,
como la mía.


Sales con el tiempo en los talones
caminas deprisa las calles
que anoche paseamos juntos
de la mano.


Y ves mis estrías en los balcones de tu barrio,
el perfume de mi ombligo te asalta
y cerrando los ojos un instante
revives cada segundo
de una noche más en mis brazos


Ahora dime que no es poesía
eso que hacemos todos los días
cada mañana cuando me miras
con tu taza de café por toda compañía.


Y me espías mientras duermo en tu cama,
tranquila.


Carla 06/03/2015


miércoles, 4 de marzo de 2015

Tu mi lluvia








Hoy soy presa de mis propios silencios
y por no gritar me muerdo pensamientos,
que no me dejan ni a sol ni a sombra,
anulando cualquier otra cosa que veo.

Hoy tengo que llorar hacia atrás,
para poder seguir viviendo.
Y recuerdo su mirada,
que en medio de mi tormenta, fue trueno.
Sus palabras nublados secos,
y sus pasos de hielo,
la alfombra hacia mi estreno.

Hoy que el sol brilla infame,
vuelvo a desear la lluvia,
y lloro hacia fuera
porque ya el depósito está lleno,
rebosante de recuerdos.

Carla 04/03/2015
Por qué será que ya sólo me salen poemas?


domingo, 22 de febrero de 2015

Próxima parada







Bajó del coche apresurada, no quería entretenerle ni un momento más, le esperaba un largo viaje y se hacía tarde.

Se quedó con los pies clavados a ese asfalto, a pesar de lo gélido de la temperatura. El coche se alejaba y apenas podía apreciar unos ojos  en el espejo retrovisor interno, desdibujado ya el conductor le pareció ver un leve gesto en que su mano le decía adiós, confuso.  Durante sólo unos segundos debido a su miopía no estaba segura de si en realidad había ocurrido o simplemente lo habría deseado… Pero algo le hacía sospechar que esos ojos se quedaron clavados en el retrovisor interno hasta perderla de vista…

Le había dicho que cogería el autobús de regreso a casa, pero a pesar del frío, no quería entrar en un transporte público abarrotado donde su recuerdo se difuminaría demasiado pronto. Cuando en ese momento, lo que ella ansiaba era que permaneciera un rato más en sus recuerdos, prolongar la sensación de pasado, estirar los minutos que tan sólo acababan de terminar, juntos. Se negaba a adentrarse en su vida sin ese impás imprescindible para respirar hondo y permitirse el recreo antes de volver a su rutina…

Desanduvo el camino que aquel coche había hecho con los dos, esos últimos minutos, y caminó despacio recreando esa pequeña memoria inmediata que aun permanecía en todos y cada uno de sus sentidos. El frío viento aun le traía sus susurros de deseo, casi podía escucharlos como en un antiguo casete una y otra vez, sus palabras en su oído, llamando a su deseo, aquella voz que la estremecía con una rapidez meteórica, encrespando su piel, erizando su vello, la misma que había calentado con su aliento cada centímetro de su cuerpo.

Recreaba mentalmente la suavidad de sus manos recorriendo su espalda, sus hombros, sus labios lentamente como a los dos les gustaba, robando al tiempo su significado en minutos, para traducirlo en calor sobre sus cuerpos. El roce de su vello que le causaba aquel cosquilleo tan agradablemente cálido, haciéndole temblar…

Aunque en algún momento su atención se detenía en algunas tiendas a su paso, no se permitió la distracción, aun no, no quería que nada le distrajese de su ensimismamiento en todo lo que había vivido, su sonrisa cómplice con sus recuerdos le transportaba de nuevo a su presencia, tal y como ella querría que fuera…

Por segundos la razón se iba apoderando de su cerebro, y las luces de la calle, de los escaparates la alejaban poco a poco de lo deseado por sus pensamientos, los ruidos de los coches y el tráfico de esta ciudad a veces no son capaces, a pesar de lo ensordecedor, de sacarla de su ensimismamiento.

Siguió caminando hacia su casa, tal y como él conducía hacia la suya, retomarían de nuevo sus vidas como si nada hubiera ocurrido, como si de repente el reloj volviera a ponerse en funcionamiento… Sus hijos, los colegios, sus parejas, sus trabajos, sus vecinos, familiares y amigos, todos tan distantes y ajenos…


Pensó en ese viaje, en sus horas sólo, conduciendo, en todo aquello que cruzaría su mente, no pudo evitar una mueca sonriente, estaba segura de que aquel parabrisas en algún segundo reflejaría su cuerpo desnudo, y en sus ojos cerrados en algún momento él escucharía de nuevo sus gemidos, estarían de nuevo juntos, hasta la próxima parada de sus relojes…


Carla 
22/02/2015



Música: 
Alberto Williams: "Poema de la Noche" (parte 2/2). Lía Cimaglia Espinosa, piano