Llueve,
Madrid
es siempre tan árida
que
apenas permite respirar.
El
viento es escaso,
su
verano infinito
y
el invierno, cálido.
Pero
cuando te vas,
te
la llevas clavada en la mirada,
y
no puedes dejar de pensar en volver.
Pocos
tienen el tiempo
para
mirar a su cielo.
Yo
lo hice alguna vez,
lo
sigo haciendo,
pero
sin sonreír al mirarlo.
Antes
sin querer
disfrutaba
de su luz,
ahora
queriendo
y
aunque su luz sigue siendo la misma
ya
no desprende versos.
Me
cuesta mirar sus calles,
antes
llenas de risas,
ahora
de ruidos insufribles
que
resultan molestos.
No
ha cambiado Madrid,
aunque
cambia sin tregua.
Tampoco
mi visión
que
ahora es casi perfecta.
He
cambiado yo,
que
ya no me siento.
Hoy
día gris,
gris
el verso,
gris
el corazón del poeta,
como
ese cielo,
que
hoy cubre Madrid.
Y
sigue lloviendo.
@carlaestasola
Música: Stravinsky: El pájaro de fuego / Gergiev
Imagen: Madridiario.es
Buenísimo: un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Félix por dedicarme tiempo, es un placer.
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