miércoles, 25 de agosto de 2021

No soy etérea

 


A veces me quedo quieta,
fija la vista, en un punto cercano
quizás de verde hierba,
mientras un trébol
toma vida en mis universos
donde discurren
mis historias paralelas.
 
No cambio tu verde
esmeralda intenso
por el mío más apagado.


He oído de tu azul inmenso,
casi lila.
Estuve en esa montaña
naranja,
donde un día
hace más de treinta años
dejé de fumar.
 
Pero a veces,
por un minuto,
me gusta imaginar
que me interpongo
en el pequeño espacio
entre tú y tu viejo cuaderno de notas.
 
No soy etérea, lo sé,
peso demasiado para eso.
Mis pechos, sometidos sin remedio
cayeron como piedras
con el paso de los años,
atraídos por la gravedad.
 
Y grave es, sin embargo,
aún siguen esperando,
en vano, ya lo sé,
el calor de tu tacto.
 
A veces entre tus azules
y mis verdes apagados,
surge un camino
sembrado de tréboles de cuatro hojas,
florecidos de violeta,
donde la lluvia se vuelve
mar encrespado…
 
Deja de pronto mi vista,
el ensueño,
para volver a mi patio.
 

Recuperan mis latidos
su ritmo habitual,
abandonando el letargo
y de repente recuerdo,
que aún tengo que regar los geranios.

 


@carlaestasola