lunes, 2 de octubre de 2023

Será

 


Entre todos los abrazos,
elijo el mío
porque no traiciona jamás.
 
Nunca nada será como antes…
 
Ese estado de ingravidez en el que me sumía
el perfume embriagador del magnolio
como constante llamada.
 
La posesión más preciada,
su mano sobre mi espalda,
conciliadora
sobre mi barbilla,
solícita
sobre mi cintura,
retadora
sobre mi pecho,
cálida
sobre mi pubis,
siempre deseada...
 
Ahora sólo los árboles me susurran
sólo los caminos me retan.
Los paisajes son los que me reconcilian conmigo,
mientras mi cintura serpentea senderos
el respirar contrae el ritmo o lo acelera.
El mero hecho de caminar
como sustituto del deseo
 
Nunca dormido,
latente
siempre a la espera
discreto,
de una simple señal que lo resucite
lo desentierre,
lo sacuda rítmicamente
hacía el perfume recordado del después,
de dos cuerpos yacentes

Nunca nada será como antes,
pero diferente sí,
será,
y lo sabes.


@carlaestasola


Musica: A dónde irán los besos / Victor Manuel



domingo, 1 de octubre de 2023

Desde el dolor

 


Mi querido amigo Antonio siempre me cuestiona que escribo más desde la pena que desde la alegría, que mis poemas (así les llama, yo no me atrevería a tanto) son siempre sobre sentimientos tristes y que le afectan anímicamente. Siempre está pidiéndome que haga un esfuerzo y me dedique a escribir sobre cosas bonitas, sobre amor pero en positivo…

Y yo nunca puedo hacerle caso, me he preguntado miles de veces la razón de este hecho, a base de disertaciones interiores, preguntas sin respuesta casi siempre.

Hasta que de repente un día tu vida se queda varada en ese minuto de un reloj infinito que nunca más volverá a funcionar. Ese minuto recorre tu cabeza miles y miles de veces, y quedas atrapada en un bucle (sí, mis famosos bucles) sin salida, ni retorno.

Hay acontecimientos que te rompen para siempre, ya nunca volverás a ser la misma. Personalmente cuento en mi haber con unos cuantos, como todos los que me estáis leyendo, no tengo la menor duda. La muerte de una madre, la muerte de un padre, el momento en que te sientes amada por primera vez, el nacimiento de los hijos, el final de un amor, la separación de alguien que significó mucho en tu vida, la pérdida de un amigo… Demasiados, para lo que un pequeño órgano de apenas el tamaño de un puño, puede soportar.

Dicen que el corazón de un ser humano pesa tan sólo un 0,45% del peso en el caso de los hombres y en el de las mujeres un 0,40%, que en gramos oscila entre los 250 a 350 en los hombres y tan sólo de 200 a 300 en el caso de las mujeres. El promedio del tamaño de un corazón de adulto es de 12 cm de largo, 9 cm de ancho y 6 cm de espesor. Late más de 3.000 millones de veces a lo largo de la vida, la media es de 80 veces por minuto. Sin duda es el órgano más fuerte de nuestro cuerpo y sin embargo se puede parar en cualquier momento. Pero metafóricamente hablando se puede romper varias veces a lo largo de una vida.

Cuando los que escribimos lo hacemos mayormente desde los corazones rotos, querido Antonio, no es algo que hagamos adrede, es que hablamos de lo que nunca se habla, de lo prohibido, de los sentimientos más íntimos, aquello que de no llevar una rima o un ritmo nos sería insoportable de leer. Hay muchos tipos de escritura, pero lamentablemente querido amigo, desde el alma sin pasar por el cerebro sólo surge la poesía.

Es por eso por lo que cuando estamos tristes, necesitamos contar lo que otros nunca cuentan, porque de otro modo no podríamos ser poetas. Los sentimientos salen por cada poro de nuestra piel y se reflejan en los versos, que van construyendo un castillo, en cuya torre encantada, y bajo siete llaves los demás guardan este órgano tan preciado, pero nosotros, amigo, lo colgamos en la puerta de entrada. Queda expuesto, desnudo a quien sepa o quiera leernos. De las alegrías querido, no necesitamos hablar apenas, porque se reflejan en nuestras sonrisas, aunque sean calladas, aunque no podamos contarlas a veces, nos iluminan la mirada.

Las penas, las escondemos como un secreto inconfesable, nadie quiere mostrarlas. En la sociedad que hemos creado sólo cabe la alegría, lo positivo, lo que aporta, dicen algunos. Y yo sigo sin estar de acuerdo, no hay nada más lejos de la realidad. Porque lo que realmente nos aporta es todo lo negativo que nos ocurre, porque precisamente esto es lo que nos va enseñando y curtiendo para una vida en la que las penas van a llegar sí o sí, y pobre del que no esté preparado. El ser humano es un resultado de malas y buenas experiencias, con mejores o peores personas, con alegrías y penas, con sonrisas y lágrimas.

Lo que mostramos todos, la alegría, porque lo que se puede leer en una mirada no tiene nada que contar para los que escribimos. Lo que realmente nos mueve es siempre la tristeza, ese yo interior que lucha por salir de esa jaula hueca que es nuestro corazón. Puedes mirar el Guernica de Picasso para entenderme mejor. Cuando miras esos brazos que se elevan al cielo, esos gritos callados de sus bocas abiertas, sólo puedes sentir el sobrecogimiento de los protagonistas.

Decía Alejandro González Iñárritu que cuando una persona muere, en esa exhalación de su ultimo suspiro, la pérdida de peso que supuestamente provoca la partida del alma del cuerpo es de 21 gramos. Pero yo que soy mucho menos romántica que él, y ya lo siento, pienso que esa pérdida de 21 gramos es tan sólo la sangre que circulaba por nuestro corazón, precisamente en ese instante de sístole o diástole.

En algún lugar del código deontológico de los poetas ha quedado escrito con esos pocos gramos de sangre invisible, que sólo nos está permitido escribir sobre lo que de verdad sentimos, y que el dolor, nos guste o no, nos provoca muchas más letras que cualquier otro sentimiento. Así que me vais a ir perdonando, pero yo, como mis antecesores, sólo escribo desde el sentimiento.

Duele, luego escribo… No duele, luego vivo.

 

 @carlaestasola

 

Imagen: ayvisa.es

Música:  Beat Hit - Música hecha con el corazón (fundación Cardioinfantil La Cardio)