sábado, 27 de noviembre de 2021

Lector

 


Hoy no me pararé en los preámbulos,
directamente adentro,
a degüello,
vómito ...
A pesar de que me adivines
como si fueras tú el que escribiera
 
No somos gotas de lluvia,
somos bombas de lava,
que caen por la ladera de un acantilado
precipitándose antes al agua salada
que el resto de la colada.
 
Que rompen a su paso,
y queman,
marcando las palabras
a miles de grados
en la piel muerta.
 
Hornos que cocinan versos,
nutriéndose de sus propias entrañas,
emergiendo como ingredientes,
haciendo del fuego su universo.
 
Aprendiendo del ritmo
trepidante o lento,
siempre atentos al léxico.
 
Entreabiertos,
desde las mil bocas
lanzamos fuego,
borrachos de silencio.
 
Hemos estado callados
demasiado tiempo,
por eso nos ahogan las palabras,
apremia echarlas del cuerpo.
 
Al fin del poema,
el silencio volverá de nuevo.
Dejaremos que pasen
otros 300 años de silencios
para rellenar los canales,
los huecos,
las venas,
para que la sangre
erupcione de nuevo.

 

@carlaestasola

Música: Israel Fernández y Diego el Morao - Soleá del cariño

(hoy me pedía el cuerpo un pellizco gitano)


Imagen: felix Inclusis 






 


domingo, 21 de noviembre de 2021

No olvido, a mi gato

 


Contemplo los peces asfixiados,
a Luna, la cisne negro del estanque.
Hoy no ha venido a alimentarla
su madre humana adoptada.

He visto banderas volando,
a los pies de un paracaidista.
Los aviones asustaron a mi gato,
refugiado tras el cabecero de mi cama,
cuando se siente asustado.
Y es que a quién no le asustan los soldados.

A lo lejos escucho Rianxeiradas,
el canto a quién no queremos que se vaya,
la cueva de los enamorados ...

Escucho palabras en francés,
en español, en hindi, en inglés,
como la banda sonora de una mañana de fiesta.

Cansada, he tomado asiento,
en el banco abandonado.
Sí, ese, al que nadie mira.

Y mientras escribo,
contemplo los arañazos en la muñeca,
dejados por mi gato.
Anoche no quería irse a dormir.

Sigo perdiendo cosas:
El paraguas,
las gafas de cerca,
los abanicos,
las llaves,
que nunca consigo recordar
donde las he dejado.

La infancia,
y los globos que se alejan despacio.
La adolescencia y los sueños de la radio.
La juventud atrapada entre mil labios.
El Norte y sus verdes,
el Sur y sus blancos.

Perdí los barcos por marearme,
y los aviones por no usarlos.
Los trenes por ser cobarde,
los coches que no conduje,
por miedo a estrellarlos.
Los escalones en que tropecé,
y hasta la vista,
perdí una vez.

Me doy cuenta de esas miradas,
soy rara, lo sé.

Nadie se sienta en un banco del Retiro,
para escribir sobre lo olvidado.
Al menos el tiempo de escribir,
no lo he perdido, sino recuperado.

Suena una primadonna desafinando,
y si escuchas en silencio,
a lo lejos, las notas de un saxo.
Mal lugar para concentrarse en la escritura,
dirán algunos, con tantos ruidos sonando.

Tendré que procurar venir
un día entre semana,
donde la tranquilidad
quizás me permita acercarme
más a lo que estoy pensando,
eso de lo que quería escribir
y que al final,
también he terminado
olvidando.


@carlaestasola




Música: JS Bach - Suite para laúd en mi mayor BWV 1006a - Evangelina Mascardi, Laúd barroco Imagen: @carlaestasola