Desde que su mente alcanzaba a recordar, su vida había resultado una sucesión de hechos sin altos ni bajos. Todo era equilibrio medianamente compensado. Cuando ocurría algo bueno, casi inmediatamente le sucedía algo malo y así sucedía ese constante devenir combinado a dos tragos, uno dulce, otro amargo.
Nada de lo acontecido tenía un especial significado, el hastío de lo cotidiano era más de lo mismo a cada paso, se aburría, le faltaban ganas, se acercaba a esa edad de las "invisibles", y eso le preocupaba. ¿Que son las invisibles?, seguramente te estarás preguntando.
Fácil de comprender, aunque casi se sobreentiende. Todo ser humano tiene un período de captación de miradas, charlas, sonrisas más o menos largo, más o menos duradero, más o menos aciago. ¡Dónde se sitúan principio y fin? es francamente impredecible, y de forma personalizada cada individuo lo acepta o siente de una manera determinada, diferente y más o menos traumática.
Para ser alguien que siempre atrajo miradas, elogios sobre su belleza más o menos mesurados, sin embargo, llevaba un largo espacio de tiempo en el que todo eso había ido en declive, tan poco a poco, gradualmente que apenas lo había notado. Eso si, cada vez eran menos las sonrisas, los halagos, esas miradas que sabemos que están ahí, aunque no miramos...
Aquel día algo iba a colapsar su pequeño funcionamiento mecánico. Le cayó como un trueno aquella primera vez.
Alguien más o menos de su edad se levantó en el metro para cederle su asiento: "Por favor señora..." mientras ella perpleja miraba a su alrededor buscando a la "señora" en cuestión, sin caer en la cuenta de se refería a ella, esa mujer.
"¿Señora?" o sea que había pasado de la noche a la mañana a ser señora y ni siquiera se había enterado! ... Cuerno quemado, esto huele a cuerno quemado se dijo para sus adentros. Por supuesto denegó tal deferencia, con la excusa de que se apeaba en la siguiente estación, para no ser maleducada.
Fue esa la señal que hizo saltar todas sus alarmas... "Señora"...Ufffff! Argggg! que mal suena eso! no me gusta nada...
@carlaestasola
En Madid, un mes después vuelvo a escribir...
P.D:: Mis disculpas a todos los que siguen este blog, por el largo período de letargo pero a veces la vida no da treguas, y hay que tomarla como viene. Espero no defraudar y poder seguir escribiendo más a menudo, es después de adelgazar mi segunda promesa para este nuevo año.
Mis disculpas por hacer esta misiva visible a los ojos
de otros muchos, pero es que no me veo capaz de andar respondiendo uno por uno a los dos o
tres a quienes debería, Espero que me perdones por ello.
Por favor no te preocupes por mí. Ya me conoces bien,
sabes que preciso este oxígeno puro de vez en cuando, desintoxicarme de toda
esa mentira de la que encuentra en las redes. La vida es lo que me importa más,
por eso algunas veces pego un puñetazo sobre la mesa, me rebelo. Y vuelvo a
pensar que no tiene sentido. Me dura poco, la hiel tiene que buscar una vía de
salida y afortunada o desafortunadamente todos saben que habrá una
vuelta.
Yo tan sólo aspiro el aire que me aleje un poco más
cada vez, quizás un día sea para siempre, aunque nunca se cuando tendré la
valentía suficiente como para ingerir mi propia hiel sin herir a los que me
quieren, de una forma más liviana, sin explotar de repente. Poco probable, lo
sé, pero aun aspiro a mejorar algún día... A seguir aprendiendo a ser persona
de esas que dejan huella aunque sólo sea con los de cerca, todo un triunfo
seria sólo eso. Lo sabemos, nadie es profeta en su tierra.
Muchas veces me han aconsejado no descarnarme en
directo, que si se ríen, que si se alegran tus enemigos, que si no debes… Pero
ya sabes, dame un consejo y haré lo posible por no obedecerlo, hasta tal punto
llega mi convicción de que siempre debe uno equivocarse por sí mismo, y que los
demás, harían muy bien en arreglar sus vidas primero, antes de fijarse en la de
el de al lado. La vida nos llama, pero no la escuchamos, nos pilla demasiado
ocupados viendo las pajas ajenas… Uiss se me fue, quería decir las pajas en los
ojos ajenos, naturalmente. Jeje!
No está bien que os recuerden que nadie es perfecto,
yo tampoco, yo menos.
Las mil veces te abrazo, te recuerdo que irme no es ni
mucho menos olvidarte, olvidaros, que os añoro mucho más de lo que podríais
llegar a imaginar, a comprender. Pero mi irreverencia y rebeldía se ponen de
pie con ciertas traiciones que nunca llegaré a entender.
Porqués algunos escuchan a quienes no saben de qué
van, y les dan el valor que nunca dieron a quienes tuvieron a una palabra de
distancia. Cada día es más pesada la carga, cada día más los detractores sin
conocimiento y con la razón nublada por la mentira.
Intento no odiarles por ello, y ese es el más duro de
los aprendizajes, no malquerer a los que te hieren, duro en especial para
alguien que nunca creyó en las hegemonías ni deidades de ningún sector. Difícil
para quien no soporta la incongruencia. Muy difícil para quien no sabe vivir
sin dialogo, y abriéndose en canal aun en los peores momentos.
Eso que muchos cubren de hipocresía, esa misma que me
hace salir de sus círculos.
Presumir de lo que no se es, la bandera de la
comprensión es la peor de las mentiras de este mundillo. Las otras son
pecadillos veniales en comparación con semejante tortura.
Estoy aquí, sabes que puedes contar conmigo, hablar
cuando lo precises, pocos tienen esa condición, pero tu cuentas con ella por
encima de lo racional. Porque tú eres una de esas almas que siempre dicen y
actúan a corazón abierto. Doy gracias a la vida por tenerte cerca siempre.
Gracias por ser sin reserva alguna tú, conmigo.
Gracias por dejarme ser, yo, contigo.
Perdón por los besos quizás no supe atraer tu pasión con esa ingenuidad y el temblor de unos labios que se sorprenden, después de tanto tiempo, de nuevo deseados.
Perdón por los abrazos por no saber transmitir todo el calor que ardía en un cuerpo inerte, desacostumbrado a la ternura de unos brazos.
Perdón por las caricias de unas manos tan pequeñas que apenas cubrieron unos centímetros de piel sin nunca abarcar tanto como quisieron, cuando caminaban tu cuerpo harto de tantas diferentes. Hastiado de prolíficas formas arañadas por un catálogo completo de uñas de mil colores
Perdón por los poemas, que promovió tu cuerpo sobre el mío, debajo, encima, en paralelo, en perpendicular, en tantas posturas como definía el antiguo tratado.
Perdón por los arañazos que en los instantes álgidos se clavaron en tu espalda dejando un rastro rojo a su paso
Perdón por los poemas que bailaron la danza del apareamiento, junto a las mariposas de mi estómago, muy pegados
Perdón por la saliva, que regó tus poros torpemente, mientras florecían caricias nuevas.
Perdón por el recuerdo que aun se me escapa, cuando suspiro y me encuentra concentrada en el tacto de unas manos que ya son parte de mi cerebro
No presumas que no, que ya no eres tu, es ese que creó mi recuerdo, con esa mezcla entre hechos reales y soñados.
Que no, que ya no eres tu, que ya es sólo el brote de un poema de vez en cuando.
Carla @carlaestasola
En Madrid a 18/06/16 a las 22:49
Poema basado en el tema de Andrés Suárez: “Perdón por los bailes” …Y si te quieres venir tráete una copa de vino!
Subtítulo: "Las viejas del Visillo versión twitter"
Algunas veces la vida confabula en contra de uno. Las personas que ha pasado por mi vida cuentan historias, que desde luego desde su lado son totalmente ciertas, pero no cuentan la historia completa.
Esa la saben sólo dos personas, sus protagonistas.
Lamentablemente cuando uno de los dos protagonistas miente en su versión a los demás esto termina por expandirse a todos sus amigos, y estos a su vez lo expanden entre los suyos.
Finalmente es una historia interminable, basada en una mentira que todo el mundo ha dado por por verdad.
Exactamente eso es culpa de las redes sociales que nos reinventan, y tenemos que cargar con background que nada tiene que ver con la realidad.
Si eres uno de esos que has oído hablar mal de mi, sólo te pido un favor, trata de conocer la otra parte de la historia, y quizás te des cuenta que todo lo que has oído fueron cotilleos e historias sin fundamento alguno.
He tenido que cargar, y cargo con una historia inventada sobre mi, que cada uno ha ido ampliando a su libre albedrío. Hoy en día y gracias a esas cotillas sin fundamento, hay un montón de gente engañada, que se ha creído todo lo que le han dicho.
Ese daño es naturalmente irreparable, y sólo me importa a mi.
Últimamente todos los que se apuntan a ese carro son un grupo numeroso y activo que se dedica a esparcir la basura que un día se inventaron. Lamentablemente incluso las personas que me conocen muy bien, más incluso de lo que yo quisiera, han creído toda esta basura.
El daño sigue aumentando y naturalmente el coprotagonista despiadadamente sigue sin decir la verdad sobre los hechos.
Es agua pasada aquella historia rídicula que duró un pis pas en el tiempo. Pero si queréis oir la verdad quizás la cuente. Contarla cuando a nadie le interesa, no tendría sentido.
Si has creído toda esa ponzoña que se dedican a esparcir sobre mi, te ruego que dejes de seguirme.
Estoy hasta las narices de tener que contar una historia que no tiene ninguna importancia, miles de veces para que finalmente me den la razón.
No voy a defenderme más de ataques y mentiras infundados de gente que nunca me conoció, y que se creyó lo que le dijeron de oídas y sigue difundiendolo.
Estarás contento mi querido amigo, tu equipo de esparcimiento de basura finalmente lo ha conseguido, ya las creen a ellas antes que a mi.
ENHORABUENA a todas las mentirosas y mentirosos, habéis ganado, me doy por vendida.
Quienes me conocen saben que no hay nada de verdad en lo que dicen.
Hacía tiempo que no había vuelto a sentir aquella perversa sensación tan fuertemente acogida por su libido, desde que dejó aquella red social a la que se había enganchado de una manera insana, y que tuvo que abandonar de forma fulminante, para que no terminara con lo poco que quedaba de su vida.
Decidió contemplar el paisaje para intentar olvidar sus instintos, afortunadamente no había mucha gente que pudiera percatarse de su erección, era demasiado temprano y el parque era poco frecuentado a esa hora, desde allí podía divisar el estanque donde la suave luz de aquella mañana de invierno, resultaría sin duda tranquilizadora para su ánimo.
Recordaba sus primeros pasos en aquella red social donde comenzó el principio del fin. Su erotismo y mensajes eran tan jodidamente llamativos que pronto comenzaron a seguirle muchas mujeres. No tenía idea de cómo en pocos meses había llegado a tener tantas personas que lo seguían. Todo iba más o menos bien hasta que comenzaron los mensajes en privado.
Sus primeros escarceos con algunas de sus seguidoras, denotaban la falta de costumbre en aquellas lides, unas risas, algunas conversaciones contractuales. Pero de vez en cuando surgía esa chispa, ese interés por la persona que le hablaba desde el otro lado. La mayoría de las veces es cierto, se quedaban nada más en eso, simples comentarios, saludos matinales y nocturnos. Cometió muchos errores, se equivocó unas cuantas veces… Pero poco a poco fue conociendo la forma en la que ellas funcionaban.
Casi todas eran mujeres de una edad mediana, entre la treintena y la cuarentena, profesionales muy cualificadas, generalmente con medio a alto nivel académico. Médicos, maestras, azafatas, abogadas, psicólogas, cocineras…
Lo de menos quizás era su aspecto físico. Su viveza en la respuesta, su gracia le atrapaban en un primer momento. La táctica a partir de ahí, era dar un poco de pena, siempre funcionaba, que si las carencias existenciales, que si situaciones familiares que empezaban a resultar insoportables, que si necesitaba espacio para respirar... Todas las causas perfectamente entendibles ya que ellas se hallaban en la misma tesitura. La empatía y la atracción, conversaciones más frecuentes y finalmente algún mimo daba lugar a algo más, una frase más erótica que de costumbre y todo iba sobre ruedas. La necesidad de una imagen primero, un sonido después y un largo etcétera de cúmulos en cascada derivaban finalmente en sexo cibernético.
Se convirtió en un confidente audaz, sabía discernir dónde había alguna posibilidad de encuentro, que finalmente casi siempre se producía… Excusas de viajes por trabajo que desembocaban en citas casuales para un café, y terminaban en contadas ocasiones en la habitación de un hotel. Si bien es cierto que esta no era la norma, pero ocurría.
Al principio le excitaba simplemente el mero hecho de llegar a un límite más frugal, pero en poco tiempo se convirtió en un depredador sexual en busca de víctimas. Ya lo excitante no era lo que obtenía a cambio, sexo con tantas mujeres diferentes, sino todo lo que añadía morbo a aquellas aventuras… El conocimiento de que en su mayoría eran mujeres casadas añadía un punto mordaz a su conquista y un acicate para embestir más a fondo, sin dejar a su presa la menor posibilidad de escape. Abrumarlas con cariño, interés y lo que prometía ser sexo excitante, actuaban como revulsivo eficaz.
Llegó un momento en el que prácticamente no tenía vida más que virtual, estaba conectado tantas horas que sus ojos enrojecían y la vitamina D escaseaba en su organismo. El onanismo de los actos a solas, aunque estuviera acompañado siempre por alguna interlocutora, ya no importaba si era de día o de noche. Llegó a estar noches sin dormir. Hubo veces en que se masturbaba más de treinta veces diarias, perdió mucho peso, apenas comía. Era un zombi pegado a un ordenador con los genitales a punto siempre, cada vez más excitante que la anterior.
De todos sus encuentros se olvidaba con la siguiente cita. Nadie conseguía quedar en su recuerdo, acostumbrado a todo tipo de cuerpos, las imágenes que se quedaban en su mente se limitaban a una zona muy definida en unos veinte centímetros escasos, a veces depilados por completo, otras a medias, otras con pelo, rizado, con un específico olor cada uno, aunque parecidas reacciones. Entre todas le fueron convirtiendo en un amante casi perfecto.
Todo parecía ir miel sobre hojuelas hasta que llegó ella… Ana entró en su privado un día para pedirle que apoyara una causa justa haciendo llegar un mensaje a sus seguidoras, a lo que el asintió sin problemas. A partir de ahí él comenzó su asedio, lento pero seguro, tranquilo y perverso.
Ana no iba a resultar fácil de convencer, era bastante inteligente y tenía una familia perfecta y bien estructurada, nadie le había hecho perder la cabeza, se limitaba a hablar unos minutos y ya. Era el tipo de mujer que controlaba perfectamente la situación, iba a tener que poner toda la leña en asador para conquistarla, y así lo hizo…