Mostrando entradas con la etiqueta #muerte. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #muerte. Mostrar todas las entradas

miércoles, 22 de mayo de 2024

Vacío entre dos cuerpos

 



Dejar de hacer el amor
porque se ha convertido en un acto reflejo
mera manipulación, gimnasia
 
Los brazos no abrazan
sólo colocan en la posición propicia
injusta al menos para uno de los dos
 
Los ojos no miran
sino al vacío que se abre
entre dos cuerpos
 
Caricias que se obvian,
gélidos besos
que no conectan con la dermis
 
Vello que no se eriza
espalda no siente escalofríos
no se segrega adrenalina
 
El roce
no encuentra oasis
la piel muere de sed
 
El hartazgo planea sobre la cama
un silencio asesino
que ya no mata el tiempo
 
Se ahorran las palabras
hasta simples monosílabos
la empatía se torna utopía
 
Los espejos no reflejan
más que el recuerdo
un ejercicio que cuesta más cada vez 

Otros que no somos ya nosotros, 
habitan nuestros cuerpos
uno muerto, otro despojado de sentimiento


Se hace duro seguir
cuando nada te ata al otro
recurres a lo más fácil, huir
 
Sin palabras es mejor,
uno, cobarde, no da explicaciones
ni razones, usa otra vida
 
Otro se apodera del presente,
repasa en la caja de las fotos
atesorando lo vivido


 
@carlaestasola
 
 
 
Imagen: WanJin Gim
Música: La Paquera de Jerez / Maldigo tus ojos verdes
 
Nota sobre la Cantaora por cortesía de @VintageMusicFM
Francisca Méndez Garrido (la Paquera de Jerez) nació el 20 de mayo de 1934 en Jerez de la Frontera, en la provincia de Cádiz, y en el famoso barrio de San Miguel que tantos artistas ha dado al arte flamenco.
En 1953 y en soporte de pizarra editaría su primer disco. Bulerías y tientos serían los cantes que formaban esta grabación que hoy es pieza de coleccionistas. El siguiente disco lo grabaría en 1957: Maldigo tus ojos verdes, un tango que le escribió el poeta gitano Antonio Gallardo. Estos discos sonaron mucho por la radio y le dieron cierta popularidad por toda España. Tuvo éxito y pasó a ser definitivamente reconocida en el mundo flamenco. Entre tablaos, espectáculos y grabaciones discurriría su prolífica producción en la que compartiría cartel con los más importantes del momento.





viernes, 14 de octubre de 2022

Exlibris







El sol está en sus manos
que incendian,
cuando los versos de sus ojos
escriben una oda interminable
a la alegría de vivir
 
Luego vino la muerte,
el olvido latente,
con su estruendo espeluznante.
 
En su procesión penitente
halló un cuerpo presente,
mas nada había en su interior
que hubiera sobrevivido.
 
El corazón inerte,
las células muertas,
con una única capacidad
la de autodestruirse.
 
La sangre coagulada y negra
por la falta de oxígeno.
 
Nada sobrevivió al paso del desastre.
 
Su alma quedó entre las páginas
de sus libros,
presa de por muerte.
 

 

 

Música:  Rachmaninoff: Piano Concerto no.2 op.18 - Anna Fedorova - Complete Live Concert 

Imagen:  GUSTAV KLIMT - 'Muerte y vida'




domingo, 3 de mayo de 2020

Elegía para A.C. (1968-2014) - Diálogos con mis difuntos








No sabía cuál era su dolor,
pero debería ser muy fuerte
para herir sin mirar

Sus enormes ojeras,
profundas como un abismo
no dejaban ver sus ojos
eran trincheras
para esconderse del mundo y el alborotomos

dos o tres veces
lo cierto es que me asustaba
y sin embargo un imán
me arrastraba a su vacío

Gritaba desesperanza,
exigía piel para desgarrarla
condición sine qua non
el permiso a su ventana

Varias veces lo dejé por imposible
hasta terminar por olvidarme
traté sin embargo siempre
de insuflar un gramo de ternura
en su desasosiego inhumano

Sus imágenes siguen ahí,
nadie las ha borrado,
bajo esas trincheras
aparentemente inertes
se disparaba su visión

Había color, escenas cotidianas
calles de una sevilla
en escenarios
que nadie nunca ha captado

Hoy lo entendí todo de golpe
como una enorme bofetada.
Alguien allá por dos mil catorce
se ocupó de publicar
un reconocimiento en forma de esquela
y yo que lo había desterrado
me enteré hoy de su muerte
que al parecer ocurrió poco después
de las fechas en que hablamos.

Sin tener conciencia
tuve la muerte a mi lado.
Había hablado con un cadáver en ciernes,
en sus últimos días de vida.

Hoy sé que él lo sabía
era imposible disfrazarlo
la amargura salvaje de su escarnio
era el resultado.

Quedan sus fotografías,
ese artículo en algún lado
y un pesar que arranca
lágrimas por no haberlo adivinado.

Lo que si me trasladó
fue su terror inhumano
ese querer desgarrar
la ternura de un abrazo
el dolor de alguien
que sabía de su fin.

Déjame darte un adiós,
déjame soltar el llanto
en esta suerte de Petenera,
que no mereciste
y que yo te regalo.

Él pensó que aislarse,
quedándose a solas con su dolor,
le alejaba de la vida,
no contó con otras formas
de acercamiento.
Nunca sonrió,
solo ladraba su rabia
evitando hasta la palabra.

Ahora respeto tu adiós,
tu paciencia con ese
hilo de vida esperanza
que te negaste.







¿Quién supiera escribir una Petenera ?, lo intento ...

Dispara fotos que destilan colores de su Sevilla
reflejos de los volantes al volver de cada esquina
El morao de sus ojeras es una madrugá esquiva
un tañido de guitarras por Soleá y Seguiriya

Le lloran las paredes de un patio con membrillos
mientras las moscas se alejan revoloteando consentidas
atraídas al olor del azahar en el Parque de María Luisa
pena que rompe un lamento en pleno enero de frío

De hiel su mirada, petenera y quejío
tatuados en su carne dolor y delirio
la cara erguida y su mirada al frente
con el orgullo de un toro en embestida.

Fue fuerte hasta el último aliento solitario y tibio
nunca dejó de mirar a través de su objetivo
minero con guadaña y fuego hiriendo hasta el fondo,
como sonido del bordón al final de un cante jondo