Guardé como los niños que esconden objetos incomprensibles en cajas hechas con papel de periódico, dobladas con papiroflexia para ser encontradas en algún futuro incierto Guardé sus ojos en un mar inmenso de lágrimas secas donde las miradas quedaron congeladas desacompasadas al unísono, una húmeda, la otra seca para rememorarlas al albor de cualquier tormenta Guardé sus manos en un acertijo infinito del que he olvidado la solución Guardé, yo siempre guardo, aguardo, calma, sosegadamente…
Por lo general los tíos sois muy inocentes y
caéis en las redes de mujeres que son expertas en la conquista, digámoslo así,
esas mujeres suelen estar rodeadas de un reguero de machos cabríos que les han
hablado previamente y éstos a su vez han estado por ahí tonteando con otras y
esas otras a su vez tienen reservadas venganzas extrañas y oscuras. Pero claro
todo parece muy fácil cuando en realidad es una trama siniestra. Por eso
mientras vayas a lo tuyo en las redes y pases de "amores" y
"pasiones de gavilanes" todo irá más o menos bien, te puedes
encontrar algún loco porque de eso nadie estamos libres, pero con bloquearlo ya
se termina la historia. Éstos otros entramados absurdos e incomprensibles para
seres normales, están ahí al acecho y surgen cuando menos te lo esperas. Por
eso cuando figuras con tu nombre y apellidos, y utilizas tu cuenta como parte
de tu trabajo no puedes interconectar con ese lado oscuro de las redes, puede
resultar muy peligroso. Y pocos salen indemnes. Llevo años por aquí y
naturalmente he sufrido ataques, pero hay algo que tuve siempre muy claro, en esta
cuenta no podía utilizar ni mi nombre real, ni mi imagen. Dar pistas de dónde
vives o interrelacionarte con conocidos o amigos de tu vida real. Lo virtual
debe quedarse siempre en eso, virtual.
Con tan sólo los dedos de una mano puedo contar
los amigos hechos por aquí que conocen mi nombre, y saben quién soy y han
tenido que pasar años de hablar y hablar para que esto ocurriera, y aun así,
con todos estos filtros alguna vez me equivoqué y di cabida a quien no debía,
pero tuve más o menos suerte, todo quedó en la virtualidad. Alguien utilizó
información personal y la publicó y tuve que denunciar, porque eso es un
delito. Desde entonces ningún filtro es suficiente, y nada pasa a mi vida real.
Es muy triste, pero es así.
Durante unos años mantuve dos cuentas, esta y
una con mi nombre real que formaba parte de mi trabajo, pero cuando llegaron
hasta allí, ya nada volvió a ser igual, y tuve que deshacerme de mi cuenta
personal, nada está vinculado ahora, y las dos vidas se han separado por
completo. Carla ya no tiene ningún aliciente para mí, aunque la conservo ya que
en su día la vinculé a mi blog, ese en el que escribo mis tonterías, nada
serio, soy mala escritora ya lo sé, pero de vez en cuando la escritura en ese
blog me saca de la rutina diaria y es algo a lo que aún no estoy dispuesta a
renunciar.
Imagina hasta qué punto llega la cosa, que hace
dos años publiqué un relato en un libro por una causa solidaria y todos mis
compañeros del libro no entendían el por qué era la única que publicó con
pseudónimo. Por eso me apena mucho la situación en la que te encuentras y
quiero que sepas que, si en algo te puedo echar una mano, conozco bien cómo
funcionan esas mafias y quizás podría hacer algo al respecto, pero tendría para
ello que saber demasiado y no quiero importunarte ni que pienses que pretendo
información. Nada me importaría si fuera cualquier otra persona, y esto sólo me
preocupa porque es a ti a quién le ocurre.
Poner tierra de por medio es la mejor de las
soluciones. Y si su curiosidad es mayor usa una cuenta con un nick falso podrás
ver que pasa mientras tú no estás, pero siempre desde lejos. No te pongas nunca
en contacto con nadie anterior con esa cuenta, y no hables con personas con las
que has hablado, solo vigila y observa, verás como todo cobra sentido. Pero si
decides no hacerlo y olvidarte de esto, también lo comprenderé, uno no queda
con ganas de más después de una experiencia semejante, yo lo sé bien.
Manuel, no estás sólo, se cómo te sientes, y
procura resarcirte en tu vida real, disfruta tanto como puedas, pero siempre
preserva tu información, es lo más valioso que posees, y es lo único que pueden
usar para hacerte daño.
Un abrazo muy fuerte y aquí tienes una amiga,
no soy ninguna otra cosa más, sólo una amiga.
@carlanotepases
Ya lo siento. A los amigos que se fueron de las redes.
Imagen: Artista: Profesor Morteza Katuzian | Galería de Arte Islámico y Fotografía
Sus enormes ojeras, profundas como un abismo no dejaban ver sus ojos eran trincheras para esconderse del mundo y el alborotomos
dos o tres veces lo cierto es que me asustaba y sin embargo un imán me arrastraba a su vacío
Gritaba desesperanza, exigía piel para desgarrarla condición sine qua non el permiso a su ventana
Varias veces lo dejé por imposible hasta terminar por olvidarme traté sin embargo siempre de insuflar un gramo de ternura en su desasosiego inhumano
Sus imágenes siguen ahí, nadie las ha borrado, bajo esas trincheras aparentemente inertes se disparaba su visión
Había color, escenas cotidianas calles de una sevilla en escenarios que nadie nunca ha captado
Hoy lo entendí todo de golpe como una enorme bofetada. Alguien allá por dos mil catorce se ocupó de publicar un reconocimiento en forma de esquela y yo que lo había desterrado me enteré hoy de su muerte que al parecer ocurrió poco después de las fechas en que hablamos.
Sin tener conciencia tuve la muerte a mi lado. Había hablado con un cadáver en ciernes, en sus últimos días de vida.
Hoy sé que él lo sabía era imposible disfrazarlo la amargura salvaje de su escarnio era el resultado.
Quedan sus fotografías, ese artículo en algún lado y un pesar que arranca lágrimas por no haberlo adivinado.
Lo que si me trasladó fue su terror inhumano ese querer desgarrar la ternura de un abrazo el dolor de alguien que sabía de su fin.
Déjame darte un adiós, déjame soltar el llanto en esta suerte de Petenera, que no mereciste y que yo te regalo.
Él pensó que aislarse, quedándose a solas con su dolor, le alejaba de la vida, no contó con otras formas de acercamiento. Nunca sonrió, solo ladraba su rabia evitando hasta la palabra.
Ahora respeto tu adiós, tu paciencia con ese hilo de vida esperanza que te negaste.
¿Quién supiera escribir una Petenera ?, lo intento ...
Dispara fotos que destilan colores de su Sevilla reflejos de los volantes al volver de cada esquina El morao de sus ojeras es una madrugá esquiva un tañido de guitarras por Soleá y Seguiriya
Le lloran las paredes de un patio con membrillos mientras las moscas se alejan revoloteando consentidas atraídas al olor del azahar en el Parque de María Luisa pena que rompe un lamento en pleno enero de frío
De hiel su mirada, petenera y quejío tatuados en su carne dolor y delirio la cara erguida y su mirada al frente con el orgullo de un toro en embestida.
Fue fuerte hasta el último aliento solitario y tibio nunca dejó de mirar a través de su objetivo minero con guadaña y fuego hiriendo hasta el fondo, como sonido del bordón al final de un cante jondo
Cuando las miradas rehuyen el amparo de la luz
y la oscuridad es refugio del desconsuelo,
da vueltas en el corro de la gallina ciega
anhelando el tatuaje que dibujaban los botones de su camisa
en el hueco de su descorazonado pecho
vacío de abrazos nunca dados
Las horas son perlas que ahogan su garganta
el reloj abandonado en una caja del armario
nunca dió más la sensación de ir muriendo
minuto a minuto, segundo a segundo.
El crono lo marcan sus latidos
desacelerados hasta el infinito
suficientes a duras penas,
para expirar el aliento necesario.
Después de veinte días se ha pesado
increíble mantener el peso,
incluso ha adelgazado,
el ejercicio sustituto a sus caminatas
sorprendentemente está funcionando.
Sus brazos cansados abrazan la fregona,
limpia incansable para mantener todo intacto.
Que no se cuele ni un átomo
de ese miserable asesino
y pueda infectar a los suyos.
Expuestos en trabajos "esenciales"
en este "Maldito baile de muertos!"
Banderas a media asta
contemplan el paso de nadie.
Nadie se une a este homenaje de las ciudades,
nadie físicamente. Todos de corazón,
bueno todos no, que algunos aún
creen que esto es una fiesta particular
que les hemos facilitado
con nuestro confinamiento voluntario.
La sonrisa se hace hoy vital,
es la fórmula para continuar luchando
y tenemos sólo unos minutos para contagiarnos
a las ocho, como cada día, hemos quedado.
En este madrid antiurbano,
donde nadie se conoce aún viviendo
en la puerta de al lado,
hemos puesto caras, y poco a poco nombres
a los balcones que miramos.
Nos saludamos todos,
y hasta hablamos,
de balcón a balcón
se han creado amistades que
nos insuflan ánimo.
Dicen que nos queda mucho por seguir confinados,
hoy ya hasta nos da igual,
guerreros solitarios,
en balcones separados,
que se miran a los ojos,
que sonríen en su llanto.
Ánimo mis vecinos!,
valientes obedientes,
os veo muy guapos,
no me faltéis que paso lista,
como cada día uniremos nuestras manos.
Va por ellos, por nosotros,
por todos los que luchamos.
Por el que no podré volver a ver,
jamás.
@carlaestasola
El día después del fallecimiento de Luis Eduardo Aute, ese gran poeta contemporáneo al que algún día me habría gustado parecerme, salvando las distancias, el en grande, yo en cobarde.