miércoles, 2 de septiembre de 2020

#Madrid Post Confinamiento

 



En estos momentos me pregunto si alguna vez volveremos a llevar una vida exactamente igual a la que llevábamos justo antes de esta maldita pandemia.

Recorrer Madrid se ha convertido en un paseo de dolor, para poneros un ejemplo que ilustre la sensación que padecemos en esta ciudad, incomprendida por la gran mayoría que no vivís aquí permanentemente, ya que tan sólo pasáis unos días en el mejor de los casos para venir de compras oa pasar un fin de semana cultural, os diré que la sensación que tenemos los que habitamos esta ciudad capital es que nos han roto la rutina, y precisamente allá donde más nos duele.

 Como decía, y perdonad que me vaya un segundo al tema de la falta de solidaridad que muchos han tenido para con los madrileños. Que aquí se acoge a todo el mundo, pero especialmente a los enfermos, porque aquí la concentración de hospitales permite hacer ciertas pruebas lo más rápido posible a los que son de otras provincias. Cuantos han sido operados o trasladados a Madrid y los madrileños nunca nos hemos puesto en pie de guerra, sino que acogemos sin más a todo el que viene.

Nadie que venga de fuera podrá decir que en Madrid se le ha tratado mal. Mientras los madrileños hemos tenido que soportar que se nos ponga verdes en todas partes durante estos meses de pandemia, parecería que sólo por tratar de escapar de este horror a otras ciudades éramos los apestados que infectábamos con el mero hecho de nuestra presencia a cualquier al que huyéramos, o tan sólo a nuestras segundas residencias. Que da la impresión de que sólo se nos quiere cuando pagamos los impuestos, para todo lo demás se nos niega el derecho a vivir en nuestras casas compradas en otras regiones, no sin esfuerzo.

Aunque la gran mayoría hemos permanecido en nuestra ciudad, cayera lo que cayese sin temor pero con mucho miedo, hemos conocido al fin a nuestros vecinos. Al fin después de muchos años, sé que Rosa es mi vecina al otro lado de la calle, que tiene una hija y una nieta, que es pintora, y que todos los días nos lanzábamos besos de ventana a ventana en nuestra quedada de “las focas ”, como le llamaban los de la derecha extrema a nuestra única salida diaria durante casi tres meses. Por cierto Rosa, que cuando vuelvas de vacaciones quedaremos para tomarnos ese café con mascarillas, tal y cómo habíamos quedado. Quiero dar las gracias desde aquí a uno de esos famosos que viven en el barrio y que nos acompañaba en esos aplausos, si hasta hizo un corto para una marca en la que mostraba ese momento de confraternización tan especial que nos insuflaba vida,

¡Ea! ya me he explayado y me ha salido en encierro por los pelos, y la crispación y el agradecimiento, que para eso dicen que uno escribe, para soltar la hiel y quedarse como nuevo, aunque discrepo y creo que es para algo más, eso está por verso.

Vuelvo al tema inicial para que podáis llegar a entender cómo se nos ha roto la vida a los madrileños y quizás a algunas otras ciudades, pero yo sólo puedo hablar de ésta que es en la que habito.

He vuelto a Madrid después de unas pequeñas mini vacaciones y he vuelto huyendo, aterrorizada de la falta de compromiso y seriedad con las normas higiénicas que se establecieron para esta Nueva Realidad, y el susto a mi vuelta ha sido morrocotudo.

No sólo porque muchos locales de mi barrio tuvieran colgado el cartel de "Se Vende" o "Se Alquila" donde antes había pequeños negocios funcionando, sino porque la deflagración ha sido indescriptible, muchos de los sitios más emblemáticos de Madrid han cerrado, o al menos eso parece. Me comentan algunos, que es agosto, que no me olvide que muchos de ellos estarán sencillamente de vacaciones, pero entre estos y los que cierran, esta ciudad se ha convertido en una ciudad fantasma (ya, ya sé que muchos estaréis pensando que fantasmas ya éramos un rato antes de la pandemia los madrileños, pero esto yo no puedo evitarlo, chulapos al fin y al cabo).

Al pasar por el Café Central y ver las sillas apiladas detrás de la verja de la puerta de entrada y el cartel en la vitrina del último concierto en marzo, mi horror se hizo piel de gallina. Cuantas veces he ido a ver conciertos allí, cuantos de mis amigos músicos se ganan la vida tocando en ese local y otros tres o cuatro de la ciudad. Y me invadió la duda, si éste que era uno de los más concurridos ha cerrado, ¿qué pasará con el resto? ... pensé que era sólo una de esas excusas que se terminarían salvando con el tiempo.

Seguí andando… Quería comprar algo para leer y encaminar mis pasos a mi querida Librería de Mujeres, pero también parecía estar cerrado desde hace tiempo. Una amiga me dijo que suelen cerrar en agosto, pero no me cuadra con qué después de tres meses cerrados por el confinamiento, se hayan ido tranquilamente de vacaciones, no, espero que no se confirmen en septiembre mis sospechas, sería una gran pérdida. A posteriori he entrado en su página web y parece que al menos recuperaron el horario de tarde, pero tendré que acercarme para comprobarlo, porque el mail que intenté enviar a su web no se envía, debe ser un fallo del sistema, o mío, que en esto de la informática soy bastante negada. 

En mi camino a la librería comprobé con estupor que la gran tienda de Ropa Vintage, que creo es propiedad de Ángeles Caso, en la calle de Atocha, también estaba cerrada a cal y canto. Un negocio en el que uno se siente en los años sesenta, como si el tiempo no hubo transcurrido, qué pena verlo cerrado. No soy muy de Segunda Mano, pero este local rezumaba nostalgia y aunque caro, alguna vez compré en él algún regalo. Es una pena que también haya cerrado.

Después de no poder comprar un libro, me dije, bueno ya que estoy aquí me acercaré a la calle Mayor a tomarme un café en El Riojano, un café pastelería vintage que adoro, y con un salón por el que tampoco parece haber pasado el tiempo . No me preguntéis por qué, pero siempre me han gustado las mesas de mármol blanco ligeramente jaspeado de gris, y las sillas de madera que te abrazan por la espalda como si fueran un novio en pleno estado de enamoramiento. ¡Cómo me gustaban esos novios !, que ya tampoco quedan por cierto. También estaba cerrada mi cafetería favorita, y eso si que me dolió porque era el lugar donde quedaba con mis amigos más queridos, no podría llevar a cualquiera a un lugar así, habrían pensado que soy mayor de lo que parezco, que ya es. En cualquier caso, cuantos secretos he contado en ese salón, y cuantos me han sido desvelados,

Y deshecha en desazón, con una pena que me bajó la temperatura en sangre, aun sin tener la Covid19, a pesar del calor estrepitoso del horrible agosto en Madrid, me vine para mi casa, con la mascarilla llena de aspavientos escondidos, gracias al cielo no visibles para el resto del personal.

No se si este relato que parece de terror, lleno de locales cerrados en pleno centro de Madrid, lleno de lágrimas tragadas os hará sentir la misma frustración que tuve yo… Ya sé, que son cosas insignificantes, locales que frecuentaba, sitios con muchos años de solera que me faltan. Pero si tengo que aprender a vivir sin ellos definitivamente, ya os digo que me va costar, y mucho.

Puedo aprender a vivir sin turismo, sin gente que no me permite ni caminar, sin calles llenas, sin ruidos que me levantan dolor de cabeza, puedo, sí, lo siento por los hosteleros, restauradores y locales de ocio, que apenas uso. Pero sin estos pequeños alicientes que me daba la vida, si no hay más remedio que aprender, tendré que hacerlo, pero ya os digo que me va a faltar papel para contaros cuánto les echo, les echaré de menos.

Y ahora llamadme loca, pero sueño con la vuelta a ese café, a esa librería, a escuchar música mientras tomas una cerveza en ese local de jazz, a pasear entre ropas vintage con una Vespa verde claro expuesta contenplándome. Sin eso no, no puedo.

 

@carlaestasola

 

La nostalgia será perpetua si ellos no vuelven.


Música: The Style Council con la voz de Tracy Thorn - The Paris Match.





Tracey Thorn - The Paris Match


domingo, 30 de agosto de 2020

¡Vete Isabel!

 



 

Bajo los altísimos castaños de indias

apenas pasados los magnolios

que como siempre intentan

abrazar al suelo

en busca del agua escatimada

 

Por este lugar, entre la gente

escucho a las cotorras carretear

cobijadas en las ramas de los pinos

en las inmediaciones de la estatua de Velázquez

 

Hoy, con las bocas tapadas

orgullo de guantadas mal dadas

me cago en esta beata

que nos mantiene de manos cruzadas

mientras los pijos toman la ciudad a sus anchas

 

Ya habéis conquistado Madrid

¡Bella Señora!

Y juro ante Neptuno y su precioso culete

que nunca un madrileño

podrá perdonar tanta usura.

 

Sois beata en la Almudena

y castigo de los pobres

que pedimos vuestra cabeza

y muy al contrario que en la Rendición de Breda,

ya que autor me contempla,

no habrá orgullo en la gesta.

 

Lacrimosa virgen incauta,

Rogaremos por los muertos que vengan

Por los que marcharon ya

Y los que no se cuentan,

Sólo y exclusivamente

Debidos a vuestra ineficiencia.

 

No habremos de perdonar

A quien se jacta erecta

Mientras en los barrios pobres

Sufren de su falta de indulgencia.

 

Iros ya real majestad de la Cibeles,

retiraos a vuestra casa,

y dejad las habitaciones

que Sarasola os empresta

que ya pagamos nosotros,

con tal que nos deje en paz

aunque seguro que le pondrán una estatua en las Ventas-

 

Adiós Señora Isabel,

Beata, guapa y posante,

que en los periódicos deja impreso

su divismo de Comunity Manager.

 

 

@carlaestasola


 

Música: Salve Regina (tono simple) | 450 voces - coro virtual




martes, 25 de agosto de 2020

Secretos hilvanados


 




Tonterías para algunos

Para mí una vida entera

 

Comienzo el libro de los secretos hilvanados

susurrados a lápiz.

Como los ánime japoneses

de atrás hacia adelante.

 

Con la reflexión

de una abuela,

bajo el caparazón-corazón

de una niña

que ojalá pueda

seguir siendo.

 

Unas horas pueden llenar una vida

de ilusión

allí donde ésta se ha perdido.

 

Unas palabras el bálsamo,

y a la vez el veneno

que justifican la locura.

 

Puede una mirada,

completar la mitad de un sueño

aunque termine siendo lágrima.

 

¿Es posible rimar historias

sin ser asesinado en una cuneta?

Dentro de una franja horaria,

con una frase lapidaria.

 

¿Es la madurez capaz de perdonar

tantos errores cometidos?

 

En la puerta espera la guadaña,

Pasa y rebana mi cuello

Por haber creído,

Por haber vivido.

 

@carlaestasola

 


Música By: Jacqueline Du Pres "Cello Sonata #3" L.V. Beethoven



domingo, 16 de agosto de 2020

Días aciagos como hoy



Días como hoy
me emborracho de poesía
hasta que me sale por todos los poros de mi cuerpo

Días como hoy
intento evitar pensar a toda costa
como si la vida me fuera en ello

Días aciagos como hoy
el olvido no alcanza a mis cadáveres
y se me revuelven como zombis

Y cuando embriagada de letras
finalmente me acoge el sueño
vuelvo a ver sus pupilas esperándome
cuando aún no ha amanecido

Vuelvo a escuchar el susurro del viento
me trae el aroma de tu aliento
que destila perfume a besos

Déjame dormir para seguir soñando
que no te irás,
que velarás mi sueño.

Y que tus brazos como columnas
me atraerán a tu pecho
repitiendo incansables:

Yo también te espero.


@carlaestasola


Música:  Bach - Aria mit 30 Veränderungen Goldberg Variaciones BWV 988 - Rondeau | Sociedad de Bach de los Países Bajos








martes, 11 de agosto de 2020

Guardé

 



Guardé
como los niños que esconden objetos incomprensibles
en cajas hechas con papel de periódico,
dobladas con papiroflexia
para ser encontradas en algún futuro incierto


Guardé
sus ojos en un mar inmenso de lágrimas secas
donde las miradas quedaron congeladas
desacompasadas al unísono,
una húmeda, la otra seca
para rememorarlas
al albor de cualquier tormenta


Guardé
sus manos en un acertijo infinito
del que he olvidado la solución


Guardé,
yo siempre guardo,
aguardo,
calma,
sosegadamente…

Más ya
no guardo





@carlaestasola



martes, 19 de mayo de 2020

A Manuel o malditas redes







Verás Manuel,

Por lo general los tíos sois muy inocentes y caéis en las redes de mujeres que son expertas en la conquista, digámoslo así, esas mujeres suelen estar rodeadas de un reguero de machos cabríos que les han hablado previamente y éstos a su vez han estado por ahí tonteando con otras y esas otras a su vez tienen reservadas venganzas extrañas y oscuras. Pero claro todo parece muy fácil cuando en realidad es una trama siniestra. Por eso mientras vayas a lo tuyo en las redes y pases de "amores" y "pasiones de gavilanes" todo irá más o menos bien, te puedes encontrar algún loco porque de eso nadie estamos libres, pero con bloquearlo ya se termina la historia. Éstos otros entramados absurdos e incomprensibles para seres normales, están ahí al acecho y surgen cuando menos te lo esperas. Por eso cuando figuras con tu nombre y apellidos, y utilizas tu cuenta como parte de tu trabajo no puedes interconectar con ese lado oscuro de las redes, puede resultar muy peligroso. Y pocos salen indemnes. Llevo años por aquí y naturalmente he sufrido ataques, pero hay algo que tuve siempre muy claro, en esta cuenta no podía utilizar ni mi nombre real, ni mi imagen. Dar pistas de dónde vives o interrelacionarte con conocidos o amigos de tu vida real. Lo virtual debe quedarse siempre en eso, virtual.

Con tan sólo los dedos de una mano puedo contar los amigos hechos por aquí que conocen mi nombre, y saben quién soy y han tenido que pasar años de hablar y hablar para que esto ocurriera, y aun así, con todos estos filtros alguna vez me equivoqué y di cabida a quien no debía, pero tuve más o menos suerte, todo quedó en la virtualidad. Alguien utilizó información personal y la publicó y tuve que denunciar, porque eso es un delito. Desde entonces ningún filtro es suficiente, y nada pasa a mi vida real. Es muy triste, pero es así.

Durante unos años mantuve dos cuentas, esta y una con mi nombre real que formaba parte de mi trabajo, pero cuando llegaron hasta allí, ya nada volvió a ser igual, y tuve que deshacerme de mi cuenta personal, nada está vinculado ahora, y las dos vidas se han separado por completo. Carla ya no tiene ningún aliciente para mí, aunque la conservo ya que en su día la vinculé a mi blog, ese en el que escribo mis tonterías, nada serio, soy mala escritora ya lo sé, pero de vez en cuando la escritura en ese blog me saca de la rutina diaria y es algo a lo que aún no estoy dispuesta a renunciar.

Imagina hasta qué punto llega la cosa, que hace dos años publiqué un relato en un libro por una causa solidaria y todos mis compañeros del libro no entendían el por qué era la única que publicó con pseudónimo. Por eso me apena mucho la situación en la que te encuentras y quiero que sepas que, si en algo te puedo echar una mano, conozco bien cómo funcionan esas mafias y quizás podría hacer algo al respecto, pero tendría para ello que saber demasiado y no quiero importunarte ni que pienses que pretendo información. Nada me importaría si fuera cualquier otra persona, y esto sólo me preocupa porque es a ti a quién le ocurre.

Poner tierra de por medio es la mejor de las soluciones. Y si su curiosidad es mayor usa una cuenta con un nick falso podrás ver que pasa mientras tú no estás, pero siempre desde lejos. No te pongas nunca en contacto con nadie anterior con esa cuenta, y no hables con personas con las que has hablado, solo vigila y observa, verás como todo cobra sentido. Pero si decides no hacerlo y olvidarte de esto, también lo comprenderé, uno no queda con ganas de más después de una experiencia semejante, yo lo sé bien.

Manuel, no estás sólo, se cómo te sientes, y procura resarcirte en tu vida real, disfruta tanto como puedas, pero siempre preserva tu información, es lo más valioso que posees, y es lo único que pueden usar para hacerte daño.

Un abrazo muy fuerte y aquí tienes una amiga, no soy ninguna otra cosa más, sólo una amiga.


@carlanotepases

Ya lo siento. A los amigos que se fueron de las redes.



Imagen: Artista: Profesor Morteza Katuzian | Galería de Arte Islámico y Fotografía
Música: Bunbury / Aunque no sea conmigo



domingo, 3 de mayo de 2020

Elegía para A.C. (1968-2014) - Diálogos con mis difuntos








No sabía cuál era su dolor,
pero debería ser muy fuerte
para herir sin mirar

Sus enormes ojeras,
profundas como un abismo
no dejaban ver sus ojos
eran trincheras
para esconderse del mundo y el alborotomos

dos o tres veces
lo cierto es que me asustaba
y sin embargo un imán
me arrastraba a su vacío

Gritaba desesperanza,
exigía piel para desgarrarla
condición sine qua non
el permiso a su ventana

Varias veces lo dejé por imposible
hasta terminar por olvidarme
traté sin embargo siempre
de insuflar un gramo de ternura
en su desasosiego inhumano

Sus imágenes siguen ahí,
nadie las ha borrado,
bajo esas trincheras
aparentemente inertes
se disparaba su visión

Había color, escenas cotidianas
calles de una sevilla
en escenarios
que nadie nunca ha captado

Hoy lo entendí todo de golpe
como una enorme bofetada.
Alguien allá por dos mil catorce
se ocupó de publicar
un reconocimiento en forma de esquela
y yo que lo había desterrado
me enteré hoy de su muerte
que al parecer ocurrió poco después
de las fechas en que hablamos.

Sin tener conciencia
tuve la muerte a mi lado.
Había hablado con un cadáver en ciernes,
en sus últimos días de vida.

Hoy sé que él lo sabía
era imposible disfrazarlo
la amargura salvaje de su escarnio
era el resultado.

Quedan sus fotografías,
ese artículo en algún lado
y un pesar que arranca
lágrimas por no haberlo adivinado.

Lo que si me trasladó
fue su terror inhumano
ese querer desgarrar
la ternura de un abrazo
el dolor de alguien
que sabía de su fin.

Déjame darte un adiós,
déjame soltar el llanto
en esta suerte de Petenera,
que no mereciste
y que yo te regalo.

Él pensó que aislarse,
quedándose a solas con su dolor,
le alejaba de la vida,
no contó con otras formas
de acercamiento.
Nunca sonrió,
solo ladraba su rabia
evitando hasta la palabra.

Ahora respeto tu adiós,
tu paciencia con ese
hilo de vida esperanza
que te negaste.







¿Quién supiera escribir una Petenera ?, lo intento ...

Dispara fotos que destilan colores de su Sevilla
reflejos de los volantes al volver de cada esquina
El morao de sus ojeras es una madrugá esquiva
un tañido de guitarras por Soleá y Seguiriya

Le lloran las paredes de un patio con membrillos
mientras las moscas se alejan revoloteando consentidas
atraídas al olor del azahar en el Parque de María Luisa
pena que rompe un lamento en pleno enero de frío

De hiel su mirada, petenera y quejío
tatuados en su carne dolor y delirio
la cara erguida y su mirada al frente
con el orgullo de un toro en embestida.

Fue fuerte hasta el último aliento solitario y tibio
nunca dejó de mirar a través de su objetivo
minero con guadaña y fuego hiriendo hasta el fondo,
como sonido del bordón al final de un cante jondo