He leído tus versos,
escuchado tu música,
sí, hasta ha llegado a gustarme
tu voz de rata,
y te aprecio, no creas…
Escucho #Mayéutica
pero nunca cuando camino
por nuestra Dehesa,
que, si algo tenemos en común,
además de disfrutar de Extremadura,
es vomitar poemas.
Los míos son necios,
de principianta.
Lo sé,
no hace falta que me lo digas.
No soy la manzana tierna
por la que alguien perdería
el sentido.
Soy carne vieja,
arrugada y flácida
aunque también fui tersa un día.
Mi cuerpo no cuenta
la masa corporal ideal para un
sueño,
ni el color nítido,
ni la humedad relativa,
nada es ya apenas, indicador de
vida.
Todo lo he perdido menos la
palabra,
que se me dispara cuando leo tu
machismo.
Que se me inflama cuando te escucho,
que se enerva con tu necia y
persistente adolescencia.
Tampoco eres joven, jódete,
si hasta los cuatro pelos que te
quedan
se enmarañan estratégicamente para
aparentar que son
más de los que son.
También estás arrugado,
y tus manos torpes se enredan
entre las cuerdas.
Sigues persiguiendo quimeras,
que sólo estarán
por lo que fuiste y no por lo que
eres.
No te buscan a ti,
sino estar en tus letras.
La vanidad es siempre joven.
Más desde este culazo,
que nunca mirarás,
ni puñetera falta que le hace.
Aún me queda esa chispa de
desvergüenza,
que enarbola una bandera
la de los que estamos fuera del
sistema,
cada uno a su manera.
Aunque estemos decrépitos,
sigamos bailando.
Te guste o no, estamos
los que estamos.
Y no puedes elegirnos,
porque somos nosotros
quiénes te elegimos,
hace muchos años.
Desde mi culazo
alejándose orgulloso y altivo
en este declaramiento
te digo:
también ha pecado, ha vivido
y ha matado también el tiempo.
Música: Robe Iniesta – Suspiro acompasado
Imagen: Internet, desconozco